viernes, 10 de octubre de 2014

Con mis hilos a otra parte



Desde mediados de septiembre estamos reubicados en un pequeño apartamento de alquiler mientras reformamos nuestra casa. La pobre necesitaba bastantes arreglos y ha ido 'tirando' hasta ahora pero ya no podíamos dejarlo más. Estoy contenta porque es algo que he esperado mucho tiempo y por fin llega, así que dentro de poco podré tener el gusto de que llegue el agua caliente hasta el baño (la presión era un desastre, las tuberías casi obstruidas...), que el suelo no tenga zonas de parquet levantadas y tapadas con alfombras y que dos de las habitaciones POR FIN tengan vestidos lo armarios

 
 
Pero el trámite hasta conseguirlo tiene su lista de incomodidades: una doble mudanza (muebles y la mayor parte de las cosas que se van a un almacén, mientras sacamos lo básico para vivir estos días).


La cabeza casi me explota de pensar en todo: en anticipar lo que vamos a necesitar tener a mano, en aprovechar para tirar lo que mejor que ya no vuelva... Además de cuadrar presupuestos, la mudanza, el alquiler, los detalles de la reforma... UFFFF. El fin lo justifica todo pero está siendo intenso.En mi casa tengo la suerte de que el resto de los habitantes me ceden una de las habitaciones para que sea 'mi despacho'. Soy demasiado expansiva e invado todo lo que me rodea así que está bien que me pueda limitar y concentrar en un lugar concreto. Para mí es una delicia tener este rinconcito... Y ahora con la reforma espero mejorarlo. Hasta la fecha era, algo así como 'la biblioteca', pero en estos últimos años el amor y obsesión por las telas, por la costura, mis máquinas... ha crecido tanto que ahora necesito otras cosas: espacio para almacenar telas, un entorno más despejado y una mesa lo más grande posible (o dos juntas). ¡Qué ganas de ponerlo a mi gusto!




Pero hasta entonces, más que nunca, me doy cuenta de lo mucho que valoro este espacio porque aquí en la casa de alquiler no hay nada semejante, está claro. Es un piso pequeñito y ahí estamos apiñados todos: el niño, el perro, el hijo de mi chico... La yaya cuando hace de canguro....  Hay una sola mesa en el salón para TODO. Así que si quiero coser tengo que montar TOOOOOODO el entorno: máquina, remalladora, pedales, regleta para enchufar, la regla, las telas, la tabla de planchar, la plancha... las tijeras, los hilos... Y como coso a base de miniratos que me deja el enano, a la mitad del trabajo tengo que parar y volver a guardar todo. A veces hago todo el despliegue solo para un pespunte.


Pero, eso sí, lo que más gracia me hace es darme cuenta de qué lugar tan importante tiene ahora este hobby en mi vida, porque a pesar de la falta de espacio, a pesar de la falta de tiempo... en cuanto me tocó preparar mis cosas 'básicas' me preparé todo el kit y me he venido al apartamento con todo: máquinas, telas, patrones, revistas, tijeras.. herramientas... Lo he colocado dentro de un armario que hay en el salón y, de nuevo, la paciencia y comprensión de mis chicos que me dejan llenarlo todo con mis materiales.



Con esta situación no estoy cosiendo demasiado aunque algunas cositas voy haciendo. MI prioridad es terminar algunas prendas de otoño para el enano y tengo pendiente también alguna prenda para bebés cercanos que están aún esperando a que mi agenda les haga un hueco. Otra pega: aquí no tengo wifi así que blogueo mucho menos aunque os leo sin parar, porque las bogueras-crafter me inspiran, me dan muchas ideas y se me llena la lista de cosas que quiero hacer y tutoriales que seguir y patrones que probar. Pasito a paso, por aquí seguiré.



Muchos besotes.

1 comentario:

  1. Mucha suerte y ánimo con la reforma! Seguro que vale la pena y acabas encantada con todos los cambios.
    En nada estarás en tu "nueva" casita y te reirás de todas las peripecias.
    Un beso fuerte

    ResponderEliminar